lunes, 2 de noviembre de 2009

Premios blognovelas





Muchas gracias a todos los que me habéis votado y gracias también a Angel J. Blanco por la labor que hace en su web.

Besos a todos.

Alice Carroll

miércoles, 12 de agosto de 2009

Las confesiones de Ninetta

Lo prometido es deuda: "Las Confesiones de Ninetta" ya está disponible en formato libro. Espero que disfrutéis de su lectura tanto como yo he disfrutado escribiéndolo. 292 páginas con las aventuras y desventuras de Ninetta, una divertida divorciada que busca, tras su divorcio, buen sexo, amor y sobre todo, su propia felicidad. Os lo recomiendo para este verano.
Besos

Alice Carroll

Nuevas vidas

Poco a poco aquella algarabía de gente vestida de fiesta transitando por la sala de espera se fue difuminando. Las amigas de mi hermana se fueron a seguir con la celebración a pesar de la ausencia de mi hermana. Juan Carlos y Andrés salieron juntos tras despedirse de mí y yo me quedé sola, esperando poder entrar a ver a mi hermana cuando salieran mis padres.

Mi estado de ánimo era una mezcla de tristeza, envidia, soledad y alegría, pero a pesar de todo, tenía la extraña sensación de que todo me iba a ir mejor desde aquel momento. Había aclarado mis ideas, había sido por fin sincera, tanto conmigo misma como con los demás y mi futuro no tenía mal aspecto: de nuevo sola en casa y con trabajo.

David volvió a salir de su consulta y al verme en la sala de espera se acercó hasta mí. Mi corazón se revolvió gratamente.

-No te he preguntado antes qué es lo que hacías aquí. La verdad es que a veces soy un poco despistado.
-Mi hermana acaba de tener un niño. Estoy esperando a ver si me dejan verla.
-Ven conmigo, no hace falta que esperes.-Dijo sonriente.

David me acompañó hasta la habitación donde ya habían ubicado a María.
-Hoy estoy muy liado, pero si te apetece podías venir un día a eso de las seis que es cuando hago un descanso y tomamos un café. Así me cuentas algo de tu vida. –Dijo David antes de despedirse dándome dos besos.
-Claro, me encantaría. Nos vemos.-Dije yo bastante nerviosa.

Entré en la habitación de mi hermana. María estaba tumbada en la cama y no tenía muy buen aspecto. El parto la había dejado agotada. Miré a su alrededor y no vi al pequeño.

-¿Y el niño?
-Está en una cuna térmica. Me han dicho que la primera noche es lo mejor.-Contestó María.
-¿Cómo se va a llamar?
-Nos gusta Daniel.-Contestó orgulloso Manuel.

Mi madre y Salvatore estaban sentados en el sofá cama en el que Manolo dormiría esa noche y parecían realmente felices uno al lado del otro. Por un instante, me alegré de que mi madre no estuviera sola. Desde que Salvatore había vuelto, el carácter de mi madre había mutado por completo. Ya no se metía tanto en mi vida y parecía estar siempre de buen humor.

Me despedí de todos y salí del hospital. No quería coger un taxi a pesar de lo tarde que era. Necesitaba aire puro tras salir de allí. Caminaba lentamente por las calles, contemplando el horizonte desde una nueva perspectiva. La verdad es que tras el divorcio, aquel año había estado cargado de sorpresas y estaba segura de que el próximo tendría aún más. Me sentía más segura de mí misma y más convencida de que todo iba a ir bien.

Ya no leo las revistas de cotilleos y cada vez me aburre más la tele, sé que existen otros mundos y otros hombres. Aunque este año no haya encontrado al hombre de mi vida, sé que pronto encontraré lo que quiero. Tengo 37 años y a pesar de haber engordado dos kilos, no me he abandonado y sigo viéndome atractiva cuando contemplo mi figura en los espejos de El Corte Inglés. Adiós a los líos con mi vecino y con Juan Carlos, al desorden de mi casa provocado por Clara y adiós a mi situación de parada temporal y a la tiranía de mi jefe.

Hoy mismo comienzo una nueva vida.

martes, 4 de agosto de 2009

Problemas de color

Manolo y mi madre aparecieron con una enfermera a su lado que llevaba al bebé en sus brazos. Estaba completamente tapado por una suave manta excepto por la carita, que se dejaba entrever bajo la tela. Todas y todos nos arremolinamos a su alrededor.
-¡Es un niño!- Dijo orgulloso Manolo.
-¿A ver? –Dije yo intrigada sobre su aspecto.
-Qué morenito es ¿no? –Dijo una de las amigas de María.
-No, que va, yo creo que tiene la piel amarilla.-Dijo otra.
Por fin conseguí hacerme un hueco y pude contemplar la cara de mi primer sobrino. Lo cierto es que, blanco, blanco, no era.
La enfermera habló tras los comentarios-Está un poco amarillento porque seguramente tiene ictericia. Pero eso con un poco de sol se pasa. No tiene mayor importancia. Les pasa a muchos recién nacidos.

La verdad es que viendo su aspecto, tenía mis dudas sobre si su color predominante era el amarillo o el marrón, negro no era, eso era cierto, pero realmente parecía que en vez de venir del útero, aquel niño había venido de una playa en la que se hubiera tostado al sol. Manolo no parecía intranquilo, es más, mostraba un semblante de absoluta felicidad.

Por un instante levanté la mirada del pequeño y pude ver a lo lejos al médico que me había atendido tan amablemente. ¿Estaría casado? Había decidido empezar una nueva vida, no era tan mala idea dirigir mis pasos hacia el sector médico…

Miré de nuevo a mi sobrino, que ya lo llevaban a una cuna térmica y deseé tener entre mis brazos a mi propio bebé.

jueves, 30 de julio de 2009

Nominaciones en blognovelas

Angel J Blanco, aparte de ser un estupendo escritor hace una gran labor en su página http://blognovelas.es/ donde recopila las novelas que actualmente se publican en formato de blog. Os animo a pasaros por su web y echar un vistazo a las creaciones de los escritores que va recopilando.
Agradezco a todos los que han nominado la novela de Ninetta y animo a la gente a votar en la web de blognovelas, donde "Confesiones Eróticas de Ninetta" ha sido nominada en las siguientes categorías:
Mejor Comedia
Mejor personaje
Mejor blognovela del año 2009
Confesiones eróticas de Ninetta está llegando a su fin y tras una ardua labor de maquetación, en breve pondré el enlace de la novela en formato libro, para los que se cansen de leer letras de colores sobre fondo negro y prefieran tener entre sus manos un libro para llevárselo a cualquier lugar.
Besos a todos y gracias por seguir ahí.
Alice Carroll

Sorpresas maternas

Mi madre me agarró el brazo nerviosa y comenzó a hacer una pregunta seguida de otra sobre el estado de salud de María y de su bebé. Yo apenas podía decirle nada, dado que lo único que sabíamos es que estaba ya en el paritorio.
-¿Y Manolo? –Preguntó mi madre.
-No ha venido aún.- Respondí mientras miraba de reojo la mano de mi padre cogiendo la de mi madre.
-Me voy a ir con ella, Salvatore.- Dijo mi madre dándole un beso- Ninetta, queremos decirte algo. Salvatore y yo… Bueno, que vamos a hacer una pequeña celebración, una especie de boda, ya sabes. Hemos decidido volver a estar juntos.

Miré a mi madre anonadada. Había perdonado a mi padre todo lo malo que le había hecho. Se había visto abandonada con dos niñas pequeñas, había tenido que luchar por sacarnos adelante ante la indiferencia de Salvatore, que jamás había dado señales de vida hasta ahora. ¿Acaso las mujeres teníamos algo de estúpidas? Lo cierto es que no me salía decirles nada, ni que me alegraba por ellos, ni que me lo imaginaba, ni que me lo temía. A pesar de que mi madre había perdonado a mi padre, yo no era capaz de seguir su actitud. Le guardaba un profundo rencor, labrado a base de pensar año tras año en lo injusta que había sido la vida conmigo al dotarme de un padre que no se había preocupado por mí jamás. Así que tan sólo hice un gesto con los ojos y di una palmadita a mi madre en el brazo.

De repente, como una exhalación, entró Manolo. Llevaba la camisa mal abotonada, la pernera de los pantalones metida en los calcetines y mostraba una cara de profundo nerviosismo. Sentí algo de lástima por él. Se acercó hasta mi madre y ambos se dirigieron a una de las enfermeras, que les indicó por donde tenían que ir.

Mis dos pretendientes me miraban esperando mi respuesta, me acerqué hasta ellos y dudé por unos segundos, pero finalmente me dirigí a Juan Carlos.

-Reconozco que hemos tenido momentos buenos en los que lo hemos pasado muy bien. Nos entendemos, tenemos aficiones comunes y eso es importante. Pero…
-¿Pero? –Dijo él ansioso porque siguiera.
-Pero no recuerdo un día contigo en el que no me hayas mentido, tienes una facilidad especial para falsear la realidad y creo que eso es algo que no voy a olvidar. Puedes decir que yo también lo soy, de acuerdo, lo acepto, pero aún no tienes claras las cosas y dudo que dejes a Silvia de un día para otro, así que mi respuesta es no.

Andrés mostraba una sonrisa plena dado que ya se veía vencedor. Me acerqué a él y comencé mi perorata.
-Eres el mejor amante que haya tenido jamás y eso es difícil de superar, tienes imaginación, eres morboso y me excitas como nadie lo ha hecho nunca. Pero aparte de eso, nunca hemos salido como lo hacen las parejas normales, el lugar donde hemos pasado más tiempo juntos ha sido la cama y a pesar de que no me disgusta, no es lo que yo quiero. Así que mi respuesta es no.
Mantuve unos segundos de silencio.-Lo cierto es que es una pena porque la suma de ambos sería perfecta.
-Nos propones un trío, Ninetta, ja ja ja.-Rió Juan Carlos.
-Sólo hablaba en voz alta, no era una proposición. Bastante complicado son las relaciones de pareja como para meter más gente.

En ese instante, un revuelo de gritos femeninos me dejó completamente aturdida.

¡El bebé acababa de nacer!

sábado, 25 de julio de 2009

Decisiones e indecisiones

Salí del baño algo confusa. Mi estómago seguía revuelto y el alcohol que había ingerido pugnaba dentro de mí produciéndome un terrible malestar. Me prometí a mí misma no beber más la próxima vez mientras suplicaba para que al llegar a donde estaba nuestro peculiar grupo de borrachas y ex, las cosas se hubieran calmado. Mi aspecto no debía ser realmente bueno, me iba tambaleando y más de una vez tuve que apoyarme en la pared para no perder el equilibrio. Estaba tan concentrada en mantener una mínima estabilidad que ni siquiera me di cuenta de que se había acercado hasta mí un hombre vestido con bata blanca.
-¿Te encuentras bien? –preguntó preocupado.
-Sí, bien. Creo que ha sido la cena, me ha sentado fatal. Tengo algo revuelto el estómago.
-Estás bastante pálida, será mejor que te sientes si no quieres desmayarte. Mira, aquí tienes un asiento.

Mientras me sentaba me detuve a mirarle con calma. Era joven, quizás incluso de mi edad, tenía el pelo corto y ligeramente ondulado, llevaba perilla y tenía unos maravillosos ojos azules. Acababa de salir del infierno y me encontraba ahora en el paraíso. Lo cierto es que su aspecto me era familiar, lejanamente familiar.
-¿Estás mejor?
-Sí gracias. –Respondí mostrándole mi mejor sonrisa.
-Tú yo nos conocemos. Mi nombre es David. Tú eres Ninetta ¿verdad? Estuve un tiempo saliendo con una amiga tuya, Virginia.
-David… ¡Claro, es verdad! Apenas te había reconocido. Han pasado unos cuantos años. ¿Qué tal te va? Perdí el contacto con Virginia hace mucho, ¿sabes algo de ella?
-No, que va, cortamos cuando me fui a Estados Unidos. Oye, tengo que volver a mi consulta, pero no dudes en llamarme si te sigues encontrando mal. Me alegro de verte.
-Yo también, y gracias.

David me hizo un gesto con la mano y caminó por el pasillo hasta meterse por una puerta que ponía “ginecología”. Me acordé de lo mucho que hacía que no iba a hacerme una revisión y me prometí a mí misma concertar una cita cuanto antes con él.

Me levanté de la silla y caminé de nuevo hacia mi destino. Al torcer la esquina y llegar al lugar de autos, todo había cambiado. Las amigas de mi hermana reían alegremente y Juan Carlos y Andrés, con la cara algo más amoratada que antes, hablaban tranquilamente entre ellos, sorprendiéndome aún más al ver que Juan Carlos había puesto su brazo encima del hombro de mi vecino en una postura de camaradería que jamás hubiera creído que vería entre ambos. Incluso Juan Carlos había tenido el detalle de dejar la chaqueta de su americana a Andrés para que éste se tapara algo.

Cuando llegué hasta ellos no quise siquiera preguntarles lo que había pasado para que de repente todos sus odios se hubieran convertido en amistad. ¿Acaso habían decidido que tres era mejor que dos y nos íbamos a convertir en los protagonistas de un remake de “Una mujer para dos”? ¿Los puñetazos les habían dejado tan confundidos que ya no sabían lo que hacían? ¿Se habían dado cuenta realmente que era una estupidez luchar por mí y que al fin y al cabo, un amigo es para siempre?

Me puse junto a ellos y les miré interrogante. Fue Juan Carlos el que tomó la palabra.
-Ninetta, es hora de que te decidas por uno de los dos.-Afirmó con rotundidad.
Miré a Juan Carlos y a punto estuve de decirle que era él el que tenía que elegir, dada su relación con Silvia, pero no quise siquiera mover los labios. ¿Y si me elegía a mí? ¿Realmente quería yo estar con él? ¿Era eso lo que me apetecía’
-Juan Carlos tiene razón.-Dijo Andrés mirándole mientras Juan Carlos hacía un movimiento afirmativo de cabeza.
Miré a Andrés y me pregunté si sería capaz de tener una relación normal con él. Pensándolo fríamente, lo que había entre nosotros estaba relacionado fundamentalmente con el sexo, muy buen sexo, eso sí, pero nada que me hiciera pensar que en un futuro podría haber una relación normal de pareja entre nosotros. El hecho de no poder tener hijos había inclinado la balanza en su contra. Mi reloj biológico sonaba cada vez con más fuerte.

Me aparté por un segundo de ambos pretendientes para intentar tomar una decisión. La duda me consumía, pero mi cerebro mandaba señales en una sola dirección.

Cuando volví con ellos para darles mi veredicto, mi madre y mi padre llegaron hasta a mí para preguntarme por María.

Había sido salvada de momento.