viernes, 6 de junio de 2008

Peleas

Esta noche Juan Carlos y yo hemos discutido. Rechaza sistemáticamente todas mis proposiciones para irnos juntos un fin de semana a una casa rural. Él dice que eso es ir demasiado deprisa y yo no estoy de acuerdo. Simplemente me apetece desconectar de todo junto a la persona que quiero. ¿Acaso es un delito? Insiste en que necesita espacio y tiempo y me ha insinuado que en ocasiones resulto agobiante, cosa que me ha repateado. Tengo la impresión de que su reacción es la típica de los hombres con miedo al compromiso. ¿Es que piensa que yo lo tengo más claro que él? ¿Realmente cree que pasar un fin de semana conmigo es un paso previo al matrimonio? ¡Será estúpido!

Lo cierto es que en esta ocasión no he tenido paciencia y en vez de esperar a una próxima fecha en la que él por fin se encuentre en condiciones de aceptar, le he mandado directamente a la mierda y a su casa, y no he podido dejar de decirle mientras le daba con la puerta en las narices, que la única razón de que no quiera que vayamos juntos de viaje es que no me ama y que en realidad, lo único que mantenemos entre nosotros es un rollo continuado.

Al irse de mi casa me siento más sosegada pensando que he hecho lo más adecuado, pero tras media hora, mi cabeza me juega una mala pasada y la alegría por haberle echado se enturbia. ¿Habré sido demasiado dura con él? ¿Realmente me quiere como yo quiero que me quieran? ¿Era mañana o pasado cuando me venía la regla?


1 comentario:

Félix Amador dijo...

Vaya, que falto unos días y vuelves a meter la pata.

Oye, ¿no tendrá algo que ocultar Juan Carlos y por eso no se apunta a salir fuera contigo?

Me dejas intrigado.