viernes, 23 de mayo de 2008

Fogosidad en el baño

No me he equivocado. En el baño contiguo se acaban de meter un hombre y una mujer. Intento adivinar por sus jadeos de quien se trata, pero me resulta imposible, no tengo recuerdo de otros jadeos anteriores que me permitan comparar. Pepe, el único con el que he tenido una noche de “no sexo” no recuerdo que gimiera siquiera antes de quedarse dormido. Intento permanecer lo más quieta posible, pero comienza a picarme la nariz. Esta maldita alergia primaveral cada vez aparece antes, quizás algún día llegue a parecerse a las cigüeñas y ni siquiera desaparezca de mi cuerpo durante el invierno, sumiéndome en un perenne estado de estornudos y picor nasal. Los ojos me lloran como venganza a mi contención, muevo la nariz de izquierda a derecha cual protagonista de “Embrujada” y por fin parece que mi sistema inmunitario logra salir victorioso en la lucha contra los alergenos.

Por el ritmo de los jadeos y movimientos de la fogosa pareja, intuyo que están a punto de finalizar. Han subido el volumen de sus gemidos mientras pegan involuntariamente alguna que otra patada a la puerta del baño.

En ese mismo instante, mi teléfono móvil comienza a sonar y yo finalmente estornudo nerviosa sin poder evitarlo. No podía haber elegido Juan Carlos un momento más inoportuno para contactar conmigo…



1 comentario:

Félix Amador dijo...

Jodeeer, Ninetta, lo que no te pase a ti.

Ardo (nunca mejor dicho) en curiosidad por saber quiénes eran. Espero (no debería decirlo) que no sea nadie que tú no quieras que sea. Espero que lo entiendas.

un besote.