miércoles, 19 de marzo de 2008

Una larga noche

Tras apartar algunas cajas pude despejar un pequeño camino hasta mi dormitorio. Dejé la maleta en el salón, ya me encargaría al día siguiente de sacar las cosas y poner la lavadora con la ropa sucia. En ese momento lo único que deseaba era acostarme y dormir plácidamente.

Pero parecía que el malévolo destino tenía otros planes para mí. Al abrir la puerta de mi dormitorio me encontré algo para lo que no estaba preparada y menos en esos instantes. Mi cansancio desapareció de repente, mi sueño tornó a furia y las ganas que tenía de matar a mi hermana se multiplicaron hasta el infinito. Añadí a mi lista de tareas pendientes la de asesinar además a Manolo, mi ex.

-¡Sois unos hijos de puta! –Grité lanzando con rabia las llaves de mi casa contra ellos mientras éstos se vestían apresuradamente al oír mi llegada.

-No, Ninetta, espera… ¡Déjanos explicarnos mujer!-dijo Manolo ajustándose de mala manera los calzoncillos blancos de tienda de barrio.

-¡Ni Ninetta ni porras! ¡Fuera de mi casa!-dije yo imprimiendo un mayor volumen a mi voz hasta que el nudo de mi garganta me impidió continuar.

-Siento que no te hayamos dicho nada antes, pero tú tampoco dejas que te cuenten las cosas –se excusó María abrochándose los pantalones.

-Me resbalan tus explicaciones y lo que hagáis juntos. Sólo quiero que os larguéis de una puñetera vez y no veros nunca más. Y por cierto María, ahora mismo te llevas toda esa basura que has metido en mi casa.

-Ahora va a ser imposible. Te prometo que vengo otro día y me lo llevo todo. Pero que sepas que es una bobada que te enfades con nosotros. Manolo y tú ya no estáis juntos…

-¡Claro, y tú te aprovechas de mi buena fe para tirártelo so zorra! Pero lo que más me joroba es que hayas utilizado mi casa para ello. No tienes perdón. Así que ahora ¡largo! Y te advierto que si no te llevas AHORA tus cosas, las tiro por la ventana, así que elige.

Sentía que me temblaban las piernas y tenía una extraña sensación, como si no fuera realmente yo la que estuviera viviendo esa situación, muy parecida a la que sentí cuando en el congreso vi mis fotos porno a todo color y en formato panorámico.

Empujé a ambos hasta la puerta y procedí a dejar en el descansillo aquellos trastos acumulados de mala manera en mi ausencia. Hice oídos sordos a sus ruegos y súplicas. Ni un favor más a la hermana traicionera.

Tras haber sacado una a una sus cosas y dejar por fin mi casa limpia, les miré con odio a ambos por última vez mientras éstos intentaban ordenar aquella ingente acumulación de cajas para ir bajándolas por el ascensor. Di un sonoro portazo y les perdí de vista.

Al verme sola en casa con mis muebles desordenados y la cama deshecha volvió mi cansancio y mi frustración por lo sucedido. Quité las sábanas usadas por ambos y las tiré al suelo, me dejé caer sobre el colchón y comencé a llorar desconsoladamente. Creo que lloré toda la noche. ¿O fue un sueño y realmente me dormí de inmediato?



2 comentarios:

Félix Amador dijo...

Ay, Ninetta, Ninetta. Lo más duro ha tenido que ser encontrarlos en 'tu' cama.

Joder, yo no les tiraría sólo las llaves.....

Anónimo dijo...

Bueno Ninetta, vaya "sorpresón".....y encima en tu cama..... :-(