Tras apartar algunas cajas pude despejar un pequeño camino hasta mi dormitorio. Dejé la maleta en el salón, ya me encargaría al día siguiente de sacar las cosas y poner la lavadora con la ropa sucia. En ese momento lo único que deseaba era acostarme y dormir plácidamente.
Pero parecía que el malévolo destino tenía otros planes para mí. Al abrir la puerta de mi dormitorio me encontré algo para lo que no estaba preparada y menos en esos instantes. Mi cansancio desapareció de repente, mi sueño tornó a furia y las ganas que tenía de matar a mi hermana se multiplicaron hasta el infinito. Añadí a mi lista de tareas pendientes la de asesinar además a Manolo, mi ex.
-¡Sois unos hijos de puta! –Grité lanzando con rabia las llaves de mi casa contra ellos mientras éstos se vestían apresuradamente al oír mi llegada.
-No, Ninetta, espera… ¡Déjanos explicarnos mujer!-dijo Manolo ajustándose de mala manera los calzoncillos blancos de tienda de barrio.
-¡Ni Ninetta ni porras! ¡Fuera de mi casa!-dije yo imprimiendo un mayor volumen a mi voz hasta que el nudo de mi garganta me impidió continuar.
-Siento que no te hayamos dicho nada antes, pero tú tampoco dejas que te cuenten las cosas –se excusó María abrochándose los pantalones.
-Me resbalan tus explicaciones y lo que hagáis juntos. Sólo quiero que os larguéis de una puñetera vez y no veros nunca más. Y por cierto María, ahora mismo te llevas toda esa basura que has metido en mi casa.
-Ahora va a ser imposible. Te prometo que vengo otro día y me lo llevo todo. Pero que sepas que es una bobada que te enfades con nosotros. Manolo y tú ya no estáis juntos…
-¡Claro, y tú te aprovechas de mi buena fe para tirártelo so zorra! Pero lo que más me joroba es que hayas utilizado mi casa para ello. No tienes perdón. Así que ahora ¡largo! Y te advierto que si no te llevas AHORA tus cosas, las tiro por la ventana, así que elige.
Sentía que me temblaban las piernas y tenía una extraña sensación, como si no fuera realmente yo la que estuviera viviendo esa situación, muy parecida a la que sentí cuando en el congreso vi mis fotos porno a todo color y en formato panorámico.
Empujé a ambos hasta la puerta y procedí a dejar en el descansillo aquellos trastos acumulados de mala manera en mi ausencia. Hice oídos sordos a sus ruegos y súplicas. Ni un favor más a la hermana traicionera.
Tras haber sacado una a una sus cosas y dejar por fin mi casa limpia, les miré con odio a ambos por última vez mientras éstos intentaban ordenar aquella ingente acumulación de cajas para ir bajándolas por el ascensor. Di un sonoro portazo y les perdí de vista.
Al verme sola en casa con mis muebles desordenados y la cama deshecha volvió mi cansancio y mi frustración por lo sucedido. Quité las sábanas usadas por ambos y las tiré al suelo, me dejé caer sobre el colchón y comencé a llorar desconsoladamente. Creo que lloré toda la noche. ¿O fue un sueño y realmente me dormí de inmediato?
2 comentarios:
Ay, Ninetta, Ninetta. Lo más duro ha tenido que ser encontrarlos en 'tu' cama.
Joder, yo no les tiraría sólo las llaves.....
Bueno Ninetta, vaya "sorpresón".....y encima en tu cama..... :-(
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