viernes, 23 de enero de 2009

Blanco y negro

-No creas que me acuerdo muy bien de todo lo que pasó esa noche. Creo que bebí demasiado y perdí el control- Comenzó a explicar mi hermana.
-Ya, como cuando pasamos la Nochevieja en casa de Juan Carlos y la montaste pegando a la novia de tu ex -Dije yo añadiendo más leña al fuego.
-Ya sabes lo que suele pasar en las fiestas de mujeres. Decidimos despedir la soltería de Susana en un local de esos que organizan striptease masculinos. Salió al escenario un chico negro guapísimo y creo que las copas de más me lanzaron contra él. No quiero ni recordar las bobadas que hice delante de toda la multitud…
-¿Y le violaste?-Dije yo más divertida que otra cosa.
-No hizo falta, tras el espectáculo se acercó a mí y nos enrollamos. Creo que le gusté.
-Amor a primera vista, ja ja ja. Y lo de usar condón, supongo que no va contigo ¿no?
-Ni me acordé, pero él tampoco. A la semana me hice unos análisis de sangre, agobiada por la idea de tener alguna enfermedad que me hubiera trasmitido.
-Te la hubieras merecido, por insensata.
-Pero lo peor es que fue justo en esa semana cuando también me acosté con Manolo.
-Y por supuesto sin protección-Afirmé yo.
-Tú lo has dicho.
-Pues como tengas un niño negro, Manolo no lo va a tragar, él precisamente, que es más blanco que la leche. ¿Y no se lo has dicho?
-¡Cómo se lo voy a decir! Si ya estaba saliendo con él. Me mandaría directamente a la mierda por frívola.
- Puedes arriesgarte, tienes un 50% de posibilidades de que sea su hijo. Y siempre le puedes contar que tenemos un ascendiente lejano que vino de África.
-No tiene gracia Ninetta, lo estoy pasando fatal.-Dijo mi hermana.
-¿Y la boda? ¿Ya lo has preparado todo? –Pregunté yo cambiando de tema.
-Está prácticamente todo listo. Aunque no creas, me ha costado buscar un vestido que le quedara bien a mi barriga. He engordado unos 15 kilos por lo menos.
-Mujer, es normal, después los perderás sin problemas-Mentí yo.
-Eso espero…Supongo que irás a mi despedida de soltera.
-Vaya, veo que no has tenido tu merecido con esas fiestas. Iré si no hay más remedio.
-Te lo pasarás bien, más divertido que “jugar” con ordenadores.
-Eres muy simpática… ¿Quieres un chocolate caliente?-Pregunté con sorna.
-¡Serás cabrona! –Dijo entre risas lanzándome un cojín.

A pesar de que mi sesión de ciber sexo se había visto frustrada, había merecido la pena escuchar a María. Había llegado la hora de mi venganza y lo mejor de todo, es que yo no era la culpable de su desdicha, sino una mera espectadora que ahora se relamía con las dudas de María.

Tampoco estaba tan mal tener un sobrino moreno.

No hay comentarios: