martes, 4 de agosto de 2009

Problemas de color

Manolo y mi madre aparecieron con una enfermera a su lado que llevaba al bebé en sus brazos. Estaba completamente tapado por una suave manta excepto por la carita, que se dejaba entrever bajo la tela. Todas y todos nos arremolinamos a su alrededor.
-¡Es un niño!- Dijo orgulloso Manolo.
-¿A ver? –Dije yo intrigada sobre su aspecto.
-Qué morenito es ¿no? –Dijo una de las amigas de María.
-No, que va, yo creo que tiene la piel amarilla.-Dijo otra.
Por fin conseguí hacerme un hueco y pude contemplar la cara de mi primer sobrino. Lo cierto es que, blanco, blanco, no era.
La enfermera habló tras los comentarios-Está un poco amarillento porque seguramente tiene ictericia. Pero eso con un poco de sol se pasa. No tiene mayor importancia. Les pasa a muchos recién nacidos.

La verdad es que viendo su aspecto, tenía mis dudas sobre si su color predominante era el amarillo o el marrón, negro no era, eso era cierto, pero realmente parecía que en vez de venir del útero, aquel niño había venido de una playa en la que se hubiera tostado al sol. Manolo no parecía intranquilo, es más, mostraba un semblante de absoluta felicidad.

Por un instante levanté la mirada del pequeño y pude ver a lo lejos al médico que me había atendido tan amablemente. ¿Estaría casado? Había decidido empezar una nueva vida, no era tan mala idea dirigir mis pasos hacia el sector médico…

Miré de nuevo a mi sobrino, que ya lo llevaban a una cuna térmica y deseé tener entre mis brazos a mi propio bebé.

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