sábado, 27 de octubre de 2007

Dudas



Después del rato de pausada lujuria que tuve con mi ex marido me senté en el sofá a meditar. Ahí es cuando me di cuenta de que Manolo se había dejado los libros que tenía preparados para él encima de la mesa del salón. Tras acostarme con mi ex, la sensación de soledad fue aún más intensa, había sido un error, de eso no cabía la menor duda: yo no me sentía satisfecha y lo peor de todo era que Manolo se había ido de casa tan contento, pensando en una posible reconciliación. Creo que mi falta de sexo me está atontando las neuronas hasta producirme ceguera mental.

Fue de madrugada cuando me desperté sobresaltada pensando la tontería mayúscula que acababa de cometer. ¡Había hecho el amor con mi ex y no me había acordado que ya no tomaba la píldora! ¿Pero como he podido ser tan estúpida? Tardé en conciliar el sueño y tuve extrañas pesadillas el resto de la noche. No podía dejar de ver guerreros con una larga cola blanca que intentaban atacar las murallas de mi castillo. Y justo a dos semanas para que me venga la regla, en la fase más fértil de mi ciclo. ¿No te agobiabas por el hecho de no tener hijos? Pues mira...

Sentía que los días posteriores tras el desatino no trascurrían a la misma velocidad de siempre. Intentaba sentir los síntomas del síndrome premenstrual, tocaba mis pechos cada dos por tres intentando adivinar su posible hinchazón, me concentraba en notar algo de dolor en mis riñones, pero me descorazonaba al no percibir absolutamente nada. Me volvía a ver de nuevo con Manolo y con un hijo y, a pesar de que la idea de ser madre no me disgusta, no es el momento ni la persona adecuada con la que me gustaría tenerlo.

En esos momentos de dudas, las calles parece que maliciosamente se llenan de embarazadas, de cochecitos con bebés y de niños que juguetean a mi alrededor. Siento que tengo más hambre ¿será un síntoma de embarazo? Como con ansiedad y sobre todo necesito chocolate, devoro las tabletas y lo peor es que me ha salido un horrible grano en mi mejilla. Gorda y fea, ¡Oh Dios mío! No he querido decir nada a Manolo, seguro que a él le encanta la idea, vería en mi embarazo un motivo inevitable para volver a estar juntos. No, no, mi cabeza da vueltas y estoy confusa.

Llega el día D y la dichosa menstruación parece que no quiere dar señales de vida. Sigo con hambre, parece que hasta tengo más sueño y creo que me estoy haciendo a la idea de que el año que viene tendré un retoño entre mis brazos. La verdad es que me empieza a ilusionar la idea, veo las tiendas de ropa de bebés y pienso todas las cosas bonitas que le voy a comprar, aún tengo dudas con el nombre. Me toco la barriga, creo que ha aumentado de tamaño.


Si en dos días no me ha venido me hago un test de embarazo.


4 comentarios:

Pepe Castro dijo...

Ya es puntería, también, a mitad del ciclo. ¿Conoces a un tal Murphy?

Pepe Castro dijo...

Ah, y muchas gracias por enlazarme, es un honor.

Anónimo dijo...

Mucho castigo me parece para un desliz

Félix Amador dijo...

¡Vaya pesadilla!

En estos casos, aunque uno se diga: estaba soñando, estaba soñando... Cuesta creer que era un sueño. Porque era un sueño ¿no?